Narrativa mexicana posmoderna

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Después de navegar entre modernidad y posmodernidad, entendiendo la primera como ruptura con los clásicos e intensa búsqueda de la novedad, de la “iluminación” racional, que siempre retorna sus orígenes, por lo que Habermas la considera un proyecto incompleto. La posmodernidad, por su parte, no reniega de lo ya existente, simplemente crítica los modelos e intenta desarrollar nuevos, más que olvidar, reinventa, recrea la historia y el arte. La modernidad y la posmodernidad no se contraponen, pues como se ha visto, en América Latina las dos existen a la par y, quizás, lo que las hace perceptibles –distinguibles una de otra– es que la lucha de la cultura intenta abarcar espacios posmodernos que la modernización le impide. De tal forma, hablar de obras posmodernas es posible si entendemos que éstas existen interdependientemente con el modelo económico actual, y es gracias a la disfunción de éste que los problemas sociales presentes se hacen latentes en las obras de los autores a analizar.

En México, los primeros textos posmodernos surgen en la época de los sesenta, momento en que Europa se empieza hablar de posmodernidad. No es casualidad que se dé un cambio en la manera de escribir justo en esa década, pues, como ya se mencionó, esa época significó la cristalización de la conciencia cultural común de diversos sectores de la población en contra de un sistema económico-político deficiente. Diversos son los textos como diversos los escritores que han navegado entre la modernidad y la posmodernidad desde entonces. Tal vez uno de los ejemplos más claros de ella sea la novela Cambio de piel, de Carlos Fuentes, que no sólo rompió con la modernidad, también con la forma de percibir al intelectual. Fuentes lo corrobora en un ensayo titulado “La nueva novela Latinoamérica”, donde no hace alusión a la posmodernidad como tal, pero toma elementos de ésta para referirse a una novela ulterior, que rompe con los cánones de la modernidad mediante el uso de un lenguaje renovado. Como se puede observar, y siguiendo la línea de los trabajos críticos que se ha realizado sobre este tema, las obras que a continuación mencionaremos comparten como característica posmoderna, además del lenguaje, la metaficción entendida como las teorías de la racionalidad que permiten conectar nuestras convicciones y nuestros enunciados descriptivos, normativos y valorativos, con un requisito de validez que trasciende los contextos locales.

Como la presente investigación no pretende condensar una antología de la posmodernidad mexicana, en este capítulo mencionaré los escritores más representativos tomando en cuenta su proyección internacional y la importancia de su textos a nivel nacional y analizaré brevemente sus obras en una primera etapa posmoderna, divida a la vez en dos incisos (1965-1968 y 1969-1994), porque es en 1968 cuando se gestan los movimientos obreros y estudiantiles que marcan el devenir de la historia mexicana actual. Siguiendo el orden cronológico, posteriormente haré referencia a una segunda “camada” de escritores y obras posmodernas (1995-2002) que analizaré con más detenimiento, pero sin incurrir en un trabajo monográfico, puesto que me interesa rescatar cómo se interpreta la realidad deshumanizada de los migrantes, el desasosiego de las personas y la incertidumbre del azaroso juego de la vida en la ficción literaria de estos últimos años.


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One response to “Narrativa mexicana posmoderna”

  1. minecadena Avatar

    Excelente tu descripción de la narrativa mexicana moderna y posmoderna. Ahora bien, ¿a dónde me dirijo para conseguir a los demás autores? que mencionas. Gracias

    Saludos

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