Los que vivimos en la CDMX hemos visto en redes sociales, en los noticiarios o de primera mano que la Coordinadora Nacional de Trabajadores del Estado (CNTE) —que no es igual al Sindicato Nacional de Trabajadores del Estado, aunque al pronunciar el acrónimo se confundan— ha realizado plantones en el Zócalo de la Ciudad, afuera de ciertas instituciones como la Secretaria de Educación Pública (SEP) o las empresas que “administran” las Afores (el sistema de pensiones que se adoptó con el cambio en la Ley del ISSSTE del 2007); también ha cerrado vialidades importantes, ha tomado casetas de cobro entre estados colindantes y ha impedido la entrada al aeropuerto Internacional Benito Juárez, entre otras actividades propias del movimiento como afirman sus líderes.
La respuesta evidentemente no se hace esperar por parte de la ciudadanía que se llena la boca de insultos contra los manifestantes porque se altera el “orden natural” de la ciudad. Flojos, mugrosos, vándalos, dedíquense a trabajar, dónde quedan los niños y las niñas que no han podido ir a la escuela, quién ve por ellos, son unos malagradecidos, quieren más de lo que hacen, etcétera.
Esta falta de comprensión por parte de la supuesta ciudadanía mexicana evidencia todo lo que está mal en la sociedad mexicana— y que da para otra entrada—, desde el clasismo (la gente que puede no inscribe a sus hijos en escuelas públicas), el desconocimiento de lo que implica dedicarse a la docencia con un salario miserable (las universidades públicas incluso hacer outsourcing con los docentes por asignatura). Aunado a las contradicciones de preferir a los informales porque “es una fuente de trabajo honesta” (y en la que se auto-emplean muchas de las familias que prefieren la educación privada) que invertir en educación (la reciente encuesta del INEGI se observa que el 54% de la economía mexicana es informal, ya superó a la economía formal, la que paga impuestos y no extorsiones al crimen organizado o al gobierno).
Tampoco se hace esperar la respuesta de Claudia Sheinbaum que se siente muy presionada por la jornada electoral que ella defendió y ya está en puerta (1 de junio) —una elecciones desaseadas desde su redacción, pero ese es otro tema— y eso la ha llevado a sacar su parte más autoritaria y retorcida: afirmar que los conservadores están detrás de los trabajadores de la CNTE ya es muy descabellado —pero también es cierto que hay historia detrás de estas afirmaciones porque la CNTE y el SNTE se han ofrecido como moneda de cambio para todos los partidos en época electoral, solo que ahora no están divididos y la CNTE no va con Claudia—.
Fue la misma presidenta la que en campaña se comprometió a derogar la reforma de la Ley del ISSSTE de 2007. Esta reforma elimina las pensiones colectivas y le otorga a las instituciones financieras el manejo de las cuentas individuales de los trabajadores del Estado (incluida la mía). “Los trabajadores que cotizan en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) tienen 707,629 millones de pesos en las Afores, según cifras de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar)”1. La pregunta obligada es ¿quién se beneficia con la administración de esos miles de millones de pesos? Los trabajadores de la educación y del estado obviamente no.
Por ponerles un ejemplo, mi suelo está en UMAS, no en pesos, por lo tanto no han aplicado los aumentos de salario mínimo de los últimos años. Mi sueldo se divide en dos: “un bono” que no cotiza al ISSSTE y mi salario que cotiza al ISSSTE —se supone que de ahí un porcentaje va a la AFORE, el dinero que recibiré cuando me jubile, si es que lo hago algún día, no porque la ley me lo impida, sino porque no me conviene jubilarme nunca mientras no se deroguen las cuentas individuales—. Por lo tanto, deberíamos apoyar a la CNTE, obviamente sí porque nos beneficiamos todos, pero no sólo con respecto a las peticiones presentes, sino apoyar a la educación en general.
Hoy leía la entrada de Paul Krugman, economista y premio Nobel, quien muchos años escribió en el New York Times y se jubiló el año pasado para empezar a escribir en su blog, en la que precisamente cuestiona las medidas que está tomando Trump contra la universidades en Estados Unidos. Me llamó la atención una gráfica que comparte en el texto —y de hecho fue la que me motivó a escribir esta entrada— en la que, con base en tres actividades económicas importantes, compara el porcentaje de empleo entre cada una de ellas:
Krugman en tono irónico concluye lo siguiente: “Apparently, Making America Great Again means destroying one of our most successful industries.” [Aparentemente, hacer America grande otra vez significa destruir una de sus industrias más exitosas].2
Lo mismo pasa con Claudia, si quiere que el programa Hecho en México funcione, no le queda de otra más que sobarse el talón de Aquiles, negociar con la CNTE, reformar la SEP y revisar sus programas sociales —quizá preguntarse si la economía informal no ha crecido gracias a la mala distribución del gasto público—, de otra forma el país seguirá privilegiando la economía informal, la corrupción, el crimen organizado y la CNTE seguirá luchando con el riesgo —ojalá, sueño guajiro— que se sumen otros colectivos.
- Sebastián Díaz Mora. (04.03.2025). Trabajadores del ISSSTE tienen 707,629 mdp en las Afores. El Economista. https://www.eleconomista.com.mx/sectorfinanciero/trabajadores-issste-707-629-mdp-afores-20250304-749039.html ↩︎
- Paul Krugman. (May 28, 2025). Blocking foreign students is an act of self-destruction — and self-betrayal. America Turns Its Back on the World. https://paulkrugman.substack.com/p/america-turns-its-back-on-the-world?img=https%3A%2F%2Fsubstack-post-media.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2Fimages%2Ff921893f-a41e-42f8-88b0-1f10e6b41fbd_1098x678.png&open=false ↩︎
Para citar:
Rodríguez Ortiz, R. (28 mayo 2025) . La CNTE: el talón de Aquiles de Sheinbaum. roxanarodriguezortiz.com https://roxanarodriguezortiz.com/2025/05/28/la-cnte-el-talon-de-aquiles-de-sheinbaum/
Roxana Rodríguez Ortiz 
