Frontera, juego y desasosiego en la literatura mexicana contemporánea. Un diálogo posmoderno con los textos de Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Mario Bellatin, Luis Humberto Crosthwaite y Cristina Rivera.

Tesina para obtener el grado de máster en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (2004):

Conocer mejor lo poco o mucho que se hace en literatura mexicana fue la inquietud que me movió a realizar la presente investigación. Si bien los temas y autores que me atraparon conforme avanzaba en las lecturas fueron decisivos para darle voz a este texto, también lo fue un interés personal por vincular la literatura con los problemas sociales a los que nos enfrentamos actualmente, generados en gran medida por la mundialización económica, cuyos efectos se hacen tangibles en la pobreza, la desigualdad social, la falta (y búsqueda) de identidad, entre otros. Sin cuestionar el papel del intelectual dentro de la sociedad, pues ya se ha hablado mucho sobre este tema. Sartre, por ejemplo, puso en entre dicho la participación del intelectual vista desde una postura meramente ideológica, sin contraer ningún compromiso con la sociedad. En este sentido, sólo me interesa enfatizar la importancia de la labor que tienen los intelectuales en el devenir actual, quizá no a la manera de Sartre, pero sí concientizando la influencia que tiene como líderes de opinión.

De tal forma, entretejer los enlaces sociales, artísticos y literarios, aplicándolos al México actual, fue la idea principal de este trabajo, y al irlo construyendo ubiqué su centro de acción en la posmodernidad para, desde esa postura, desarrollar los temas que me interesan. Si bien la posmodernidad es  un momento de catarsis donde no basta con denunciar lo que se hace o no se hace, sino también generar propuestas que impulsen el desarrollo de la sociedad, en ese mismo sentido veo en la posmodernidad el momento que nos presenta la oportunidad de replantearnos lo que hasta ahora se ha venido haciendo, sin romper con lo anterior, sin la ambición de ser novedosos, pero sí con el interés de tratar de ser mejores (al menos con el compromiso ético y la responsabilidad de luchar por mejor calidad de vida, sobre todo para los países del tercer mundo).

Como los temas son amplísimos e inagotables, en la primera parte del trabajo me aboco a diferenciar modernidad de posmodernidad, haciendo énfasis en una doble perspectiva social y artística.

  1. Social porque es indispensable conocer los efectos negativos de la mundialización, del uso y abuso de la tecnología y de los medios, así como del desmembramiento de las fronteras. Todos estos efectos que no se pudieron solucionar en la modernidad y mucho menos se pudieron consolidarla hipótesis encuentroos…racias por tu amistad y por ser quien eres.
  2. proyectos que beneficiaran a la sociedad, lo cual ha dado pie al establecimiento de sistemas totalitarios enarbolados por antihéroes carentes de ideologías, salvo por la ley de mercado.
  3. Artístico porque al igual que con el desvanecimiento de las ideologías políticas, la estética moderna es un proyecto incompleto pues no consigue seguir adelante y siempre regresa a los orígenes de los que renegó en un principio.

No obstante como lo social y lo artístico tienen tantas aristas, sólo abordo tres temas en lo social: la multiculturalidad generada por la migración, el consumo excesivo y el abuso de los medios y la tecnología. En lo artístico me refiero al ocaso que éste ha experimentado al incursionar en mercados donde el valor de verdad que antes validaba las obras, ha cedido valor a lo nuevo, entendido como novedad y practicidad de las obras, para lo cual, lo posmodernidad ve en la legitimación del lenguaje el punto de partida para recrear el pensamiento occidental del presente siglo. Tanto en lo social como en lo artístico he partido de lo general a lo particular, ubicando los aspectos tratados en un contexto contemporáneo. La intención es aterrizar los conceptos modernos y posmodernos al contexto mexicano, los cuales conviven indistintamente en la actualidad, ya que no terminamos de ser modernos (en lo económico) cuando ya estamos incursionando en lo posmoderno (artístico).

En la segunda parte me aboco a la literatura mexicana posmoderna. Menciono brevemente a los autores y obras más significativas (de los años sesenta a inicios del presente siglo), para entrar de lleno al análisis y desarrollo de tres temas que engloban las enfermedades posmodernas que coexisten actualmente: la frontera, el juego y el desasosiego. La frontera territorial, física y psíquica que nos resguarda del otro. El juego en el que incurrimos todos, ya sea el de la identidad, el leguaje, o la alteridad. El desasosiego que experimentamos con todos los males del presente siglo que nos aquejan, como la enfermedad, la soledad o el desamor.

Para el desarrollo de los temas seleccionados escogí cinco escritores mexicanos que tienen en común haber nacido en los años sesenta y haber radicado fuera del país. Por un lado, el primer elemento se debe a que es justo la época donde se gestan los movimientos sociales que empiezan a desvelar la insuficiencia de los modelos económicos prevalecientes, la falta de utopías, la ausencia de héroes y la caída de sistemas político-ideológicos (comunismo, socialismo). Es una época premonitoria de lo que está sucediendo actualmente, la cual fue ignorada tanto por los políticos como por los intelectuales de ese entonces: fue el primer destello de la deficiente estructura social, económica y política prevaleciente que culminó en la actual crisis mundial. En estos mismo años también aparece el televisor a color y, con éste, los medios de comunicación y la tecnología empiezan su escalada para convertirse en lo que ahora son: el cuarto poder.

Por otro lado, el segundo elemento (haber vivido fuera del país) es importante puesto que si no se experimenta en carne propia la migración, no es posible entender la multiculturalidad y el desmembramiento de las fronteras, y plasmarlo en un texto de manera trascendente. Es así como Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Luis Humberto Crosthwaite, Mario Bellatin y Cristina Rivera mantienen un diálogo entrelazado con las ideas que dan voz a la presente investigación.

Si bien ese diálogo es manipulado por un interés propio, responde a las inquietudes con las que inicio el texto que consisten en conocer la situación actual de la literatura mexicana, la situación social y la concordancia que existe entre ellas. En este sentido, más allá de dar respuestas a dichos cuestionamientos, pretendo encontrar vías alternas para solucionar la situación actual y, ciertamente, las encuentro en el papel del artista (intelectual) como líder de opinión, y en el establecimiento de modelos alternos de desarrollo económico, político y social, cuya crítica está cobijada por la posmodernidad, al no haberse podido completar en la modernidad. Lo que venga después será producto de esta etapa de confrontación, y sólo de nosotros (la colectividad) dependerá que se geste un cambio considerable en el devenir de la humanidad.