El análisis que propongo en este libro, a partir de realizar una investigación paralela y transversal que denomino ecología del afecto, consiste en deconstruir el estudio de la frontera como categoría y fenómeno para analizar la frontera como entrelazamiento. El objetivo, por tanto, de esta investigación consiste en demostrar la siguiente hipótesis: la frontera es la (im)posibilidad del encuentro dialógico con lo otro.
¿Por qué lo otro, no el otro o la otra? ¿Qué es lo otro? ¿Una cosa, un animal, un río, un lenguaje, un muro, la muerte, el duelo, un sujeto, una construcción sociocultural, el antropoceno? Lo otro es eso y más. Lo que se nos ocurra puede ser lo otro. El giro epistémico que realizo al proponer la frontera como el encuentro con lo otro (no solo “el otro” o “la otra”), consiste en afirmar que la frontera es categoría, es fenómeno, es entrelazamiento.
Este entrelazamiento se teje en el espacio donde se observan otras manifestaciones ontológicas: manifestaciones del ser y modos de existencia sincrónicas y asincrónicas, temporales, con lo otro y con otros. Y en la autonomía propiamente de la frontera. Autonomía que se logra eliminando la intencionalidad de la misma. Por ejemplo, no se le puede dotar de autonomía a la frontera cuando se insiste en la intencionalidad de pensar la frontera como lo que posibilita el control migratorio ni mucho menos cuando se insiste en la biopolítica o necropolítica como consecuencia de la seguridad fronteriza.
Pensar la frontera como entrelazamiento consiste en invertir el sentido kantiano que insta al sujeto a percibir lo bello. Esta mirada kantiana de sujeto-objeto es la base de su tercera crítica, la que alude al juicio del gusto estético, donde intenta comprobar (§8) que lo bello recae en el sujeto que lo percibe y no en es una propiedad del objeto percibido. Esta inversión no es menor dado que prevalece en la mirada antropocéntrica contemporánea y es la que nos hace estar convencidos de que la frontera es simplemente un artificio de los gobiernos. Lo que es completamente falaz porque si fuera así, la frontera también la podrían eliminar los gobernantes en cualquier momento. Sabemos, por el contrario, que en el mundo se crean cada día más fronteras.
Esta inversión de pensar la frontera como entrelazamiento es propiamente una ruptura con el proyecto de la Ilustración donde la relación sujeto-objeto se sustituye por la de objeto-objeto, como lo propone Graham Harman en la ontología orientada a objetos (OOO): “Reducir todos los objetos a objetos intencionales es, en efecto, acabar con la filosofía en el mal sentido de finalizarla, al declararla imposible y sustituirla por algún conocimiento imaginario de un tipo que la filosofía nunca ha producido” (Harman, 2020: 381).
Con base en el giro estético, realista, especulativo que realiza Harman, propongo la ontología orientada a la frontera (OOF) en analogía de la OOO. Esta analogía consiste en no condicionar la frontera a la intencionalidad del sujeto que la nombra. La OOF, por tanto, pretende explicar cómo existe la frontera en diálogo con lo otro, no necesariamente definir o afirmar lo qué existe como frontera, mucho menos corroborar el uso que se le da en términos geopolíticos.
Proponer la OOF como parte de los estudios críticos de frontera tiene la pretensión de deshacer el aura que ha atado a la frontera al aquí y ahora de la migración. Un pensamiento de la metafísica de la presencia que impide observar que la frontera como tal es un objeto, un objeto mutable, flexible, plástico; un objeto que posibilita el encuentro dialógico con lo otro, incluso sin necesidad del sujeto, especialmente el sujeto que la nombre, la observa o la describe.
Este encuentro, por lo tanto, se da como imposibilidad en el pensamiento de lo humano como protagonista del antropoceno, pues el encuentro rompe con la superioridad binómica entre el sujeto-objeto, el hombre-naturaleza, el humano-animal. El encuentro, por tanto, es la (im)posibilidad de la inmanencia, del entrelazamiento entre la potencia de afectar y ser afectado de Baruch Spinoza, incluso del ser de afecto, y del pensamiento ecológico no egológico de Gloria Anzaldúa, Anna Tsing, Elizabeth Povinelli, entre otras.
Imagine que por «primera naturaleza» entendemos las relaciones ecológicas (incluidas las humanas), mientras que la expresión «segunda naturaleza» hace referencia a las transformaciones capitalistas del medio ambiente. Este uso —que no es el que se corresponde con las versiones más populares de ambas expresiones— proviene de la obra Nature’s Metropolis (La metrópolis de la naturaleza), de William Cronon. Mi libro incluye asimismo una «tercera naturaleza», que alude a lo que es capaz de sobrevivir a pesar del capitalismo. (Tsing, 2021: 7)
Me adelanto a una conclusión de la OOF: la frontera se puede estudiar indistintamente de la migración, sabiendo de antemano que la movilidad humana no se puede estudiar sin la frontera, puesto que la frontera, como ya lo comenté anteriormente, no es per se la razón instrumental del control de la migración. Por lo tanto, para demostrar que la frontera posibilita el encuentro dialógico, propongo una epistemología, una estética y una ontología orientadas a la frontera: una filosofía orientada a la frontera, nuevamente en analogía con la filosofía orientada al objeto de Harman.

La filosofía orientada a la frontera o propiamente la filosofía de frontera que desarrollo en esta investigación consiste, como se ha visto hasta ahora, en un entrelazamiento en bucle horizontal, nunca en bucle vertical. Para mí, el bucle vertical es en sí mismo un ejercicio de validez jerárquica que pretende superar un conocimiento previo.
El bucle vertical es un ejercicio dialéctico que evidencia los errores y las contradicciones en un sistema filosófico, afirmando lo que no es, con lo que no se identifica o la tradición con la que se quiere romper para mostrar “lo nuevo”.
El bucle horizontal, por su parte, busca los vacíos epistémicos en diferentes momentos, contextos, épocas y pensadores, no así los errores o las contradicciones inherentes a un sistema filosófico o escuela de pensamiento. El bucle horizontal, por tanto, es el pensamiento fronterizo del encuentro con lo otro.
Para más información sobre Ontología Orientada a la frontera, véase la conferencia que di en Tijuana en noviembre de 2023: