Ecocidio, epistemicidio, austericidio, feminicidio. Categorías que agrupan una serie de fenómenos sociales del dar muerte asociadas a dinámicas tecnocapitalistas que desafortunadamente empezamos a normalizar. De ahí que cuando hablamos del cambio climático, el medio ambiente, la ecología lo hacemos con urgencia.

Quienes abanderan la defensa de la Naturaleza nos invitan, demandan, condicionan a cambiar el rumbo de consumo y producción en las muy variadas sociedades porque el Hombre se ha acabado los pulmones de la Tierra. Escribo en mayúsculas estas tres categorías, pues a pesar de que la redacción internacional de la política ecológica a nivel global ha incorporado otras como justicia o resiliencia, las soluciones siguen estando en el limbo.

Desde que tengo uso de memoria ecológica, el problema de la emisión de gases que provocan el efecto invernadero marcaron el devenir de una política del medio ambiente y específicamente del uso del automóvil particular en los años ochenta del siglo pasado en la Ciudad de México. La política implementada que sigue vigente a la fecha ya nos auguraba un escenario complejo si no se atendía a tiempo, eso no impidió que se siguiera favoreciendo el uso, la venta y la producción de automóviles en el país.

Parece o eso nos dicen los informes internacionales que estamos contra reloj, por ello se exhorta recurrentemente a los gobiernos y a las empresas a participar activamente con propuestas eficaces y económicas para reducir las consecuencias de nuestras omisiones.

Después de darle muchas vueltas a la problemática del cambio climático y de escuchar diferentes propuestas, decidí empezar una propia investigación analítica y es por ello que este semestre propuse dar el seminario de Filosofía de la Ecología, una investigación en curso que se junta con el trabajo de duelo realizado durante los últimos años. ¿Cómo se puede pensar la ecología de la mano de la muerte? Mediante la potencia de afectar y ser afectado, la condición de imposibilidad del ser o la Ecología del afecto.

El diseño del programa del seminario de filosofía de la ecología lo realicé bajo la premisa que para entender la complejidad del problema del medio ambiente, del cambio climático, del ecocidio tenemos que descentrar al problema en sí, lo mismo que al principal responsable y depredador de la naturaleza: el ser humano. De ahí que las lecturas seleccionadas se preguntan por el ser vida, cuestionan el antropoceno, el proyecto de la modernidad y el tecnocapitalismo, al tiempo que proponen una aproximación distinta del fenómeno. Me refiero específicamente a tres autores que hemos revisado hasta ahora: Bruno Latour, Timothy Morton y Anna Tsing.

El texto de Anna Tsing es del que me gustaría hablar pues es quien tiene una perspectiva epistemológica y ontológica distinta. El libro da cuenta de la recolección del matsutake en Oregon, es un texto que refleja una investigación de campo comprometida, analítica, de mucha observación del entorno, con mucho diálogo interno y colectivo que da cuenta de categorías múltiples.

Al iniciar la lectura del texto las y los estudiantes me propusieron exponer partes del libro. Conforme iban presentando les insistí en ubicar las categorías de cada apartado que les resultaran más interesantes para la discusión o más afín a sus contextos.

En la sesión de ayer realizamos un corte de caja con la muchas categorías y formulamos variables para concluir que no se entiende la ecología si no se piensa en el ser vida y las relaciones del capital.

El listado de categorías que recuperamos es el siguiente:

Billete abierto, libertad, refugio, ciudadanía, subsistencia, identidad, territorio, paisajes, diversidad contaminante, olor, cocina, valor de rescate, escalabilidad, precariedad, población vulnerable, migración, formación política, emergente.

categorías con las que podemos pensar la ecología, los ecosistemas y los ecocidios.

La conclusión a la que puedo llegar, haciendo la analogía con Tsing, consiste en descentrar al ser humano del problema, desplazarlo por el ser vida y diferir la ecología como supra categoría de la biología. Esta plasticidad del pensamiento es la imposibilidad de pensar los ecosistemas como posibilidad ontológica, epistemológica y ética.

Una respuesta a “¿Dónde poner el énfasis en el tratamiento de la ecología? (Parte 1)”

  1. Avatar de Gaia: ¿qué es el ser vida? (Parte 2) – Roxana Rodríguez Ortiz

    […] una entrada en este mismo blog sobre cómo abordar o desplazar el enfoque antropocéntrico de la ecología y cómo desvincularla de la biología como ciencia natural mediante explorar diversas categorías […]

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