Práctica autoinmune en la política mexicana en materia migratoria

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Cuando comencé a estudiar los límites, los bordes, las fronteras entre la literatura del norte de México y la literatura del sur de Estados Unidos, me di cuenta de que los estudios fronterizos no se referían únicamente a la investigación sobre el espacio o las fronteras geopolíticas, o a la importancia del otro o de la diferencia; también y principalmente aludían al estudio de la ontología social, a la metáfora del acontecimiento político y filosófico en las fronteras territoriales que dividen a un Estado-nación de otro.

De ahí que en los últimos años me haya dedicado a desarrollar el modelo epistemológico de las fronteras (Rodríguez, 2014a y 2016), que consiste en deconstruir el mapeo conceptual-espacial del corpus clásico de los estudios fronterizos y migratorios, considerando diferentes zonas de convivencia fronteriza en distintos continentes, como Unión Europea-África, Europa-Medio Oriente, Palestina-Israel, Marruecos-España, Marruecos-Argelia, Estados Unidos-México y México-Centroamérica.

Me refiero al estudio de las zonas de convivencia fronteriza (y no solamente a la frontera geopolítica), la cual es una de las nueve categorías que desarrollé en los últimos años haciendo estudios comparados entre continentes para entender el fenómeno fronterizo en el mundo; para ello, parto de que la frontera territorial es el límite administrativo entre dos o más países, las zonas de convivencia fronteriza son más que un muro, un marco o un límite: son la posibilidad del acontecimiento por venir y la posibilidad de pensar un Estado de derecho basado en una hospitalidad incondicional.

Así pues, en este capítulo deconstruyo la política en materia fronteriza de México durante los últimos seis años y de cara a las caravanas migrantes de las personas centroamericanas que atraviesan México para solicitar asilo en Estados Unidos. En dicha política el territorio, la soberanía y la ciudadanía son piezas clave en una apuesta por la seguridad nacional (versus seguridad humana) a partir de tres categorías del modelo epistemológico de la frontera (Rodríguez, 2014a): frontera vertical, frontera de la securitización y frontera glocal. Dichas categorías aplicadas al proceso autoinmune que expondré a continuación, me permiten analizar por qué y cómo se da el aumento de la borderización y securitización de las fronteras del norte y sur de México, así como las políticas de externalizar fronteras y de tercer país seguro que implementó Estados Unidos en colaboración con México.

He dividido el texto en tres apartados. En el primero explicaré el triple suicidio al que se refiere Derrida cuando habla de autoinmunidad, considerando los tres momentos que lo conforman (suicidio simbólico y estratégico, trauma y repetición). Después aplico cada uno de estos momentos de las prácticas autoinmunes al modelo epistemológico de la frontera para deconstruir la política en materia fronteriza de cara el fenómeno de la movilidad que cruza el país con base en las tres categorías arriba mencionadas. Finalmente, elaboro una serie de conclusiones en función del reto al que convoca la movilidad humana: un Estado de derecho democrático.

Citar cómo:

Rodríguez. R. “Prácticas autoinmunes de la política mexicana en materia fronteriza”. En Arteaga, Rodríguez (eds.) Tensiones y porosidades. Fronteras que resignifican la vida. México: UACM-Itaca. Volumen 1, 1º edición, 2020. ISBN: 978-607-8692-19-4.


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One response to “Práctica autoinmune en la política mexicana en materia migratoria”

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    Anonymous

    Felicidades por la publicación y gracias por compartirlo. Aída

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