Recientemente se publicó el segundo libro del grupo de investigación Estudios Fronterizos de la UACM, que lleva por título Tensiones y porosidades. Fronteras que resignifican la vida (UACM-Itaca, 2020), editado por Evelia Arteaga y Roxana Rodríguez. En esta investigación colectiva se indaga los límites que generan hilos de continuidad y se transforman en rupturas porosas, particularmente en aquellas donde se resignifican la vida y la muerte, el éxodo y la migración, las discontinuidades de los bordes.
Iniciamos con el texto de Roxana Rodríguez Ortiz “Prácticas autoinmunes de la política mexicana en materia fronteriza”. En él se deconstruye la política de México en materia fronteriza durante los últimos seis años y de frente a las caravanas migrantes de las personas centroamericanas (2018-2019) que atraviesan México para solicitar asilo en Estados Unidos. Esta deconstrucción se lleva a cabo a partir de tres categorías del modelo epistemológico de la frontera, las cuales están desarrolladas en Epistemología de la frontera. Modelos de sociedad y políticas públicas (2014): se trata de la frontera vertical, la frontera de la securitización y la frontera glocal. Dichas categorías, aplicadas al proceso autoinmune, permiten analizar por qué y cómo se da el aumento de la borderización y securitización de las fronteras del norte y sur de México, lo mismo que el aumento de las políticas de externalizar fronteras y de tercer país seguro que implementó Estados Unidos en colaboración con México.
Práctica autoinmune en la política mexicana en materia migratoria
Cuando comencé a estudiar los límites, los bordes, las fronteras entre la literatura del norte de México y la literatura del sur de Estados Unidos, me di cuenta de que los estudios fronterizos no se referían únicamente a la investigación sobre el espacio o las fronteras geopolíticas, o a la importancia del otro o de la diferencia; también y principalmente aludían al estudio de la ontología social, a la metáfora del acontecimiento político y filosófico en las fronteras territoriales que dividen a un Estado-nación de otro.
De ahí que en los últimos años me haya dedicado a desarrollar el modelo epistemológico de las fronteras (Rodríguez, 2014a y 2016), que consiste en deconstruir el mapeo conceptual-espacial del corpus clásico de los estudios fronterizos y migratorios, considerando diferentes zonas de convivencia fronteriza en distintos continentes, como Unión Europea-África, Europa-Medio Oriente, Palestina-Israel, Marruecos-España, Marruecos-Argelia, Estados Unidos-México y México-Centroamérica.
Me refiero al estudio de las zonas de convivencia fronteriza (y no solamente a la frontera geopolítica), la cual es una de las nueve categorías que desarrollé en los últimos años haciendo estudios comparados entre continentes para entender el fenómeno fronterizo en el mundo; para ello, parto de que la frontera territorial es el límite administrativo entre dos o más países, las zonas de convivencia fronteriza son más que un muro, un marco o un límite: son la posibilidad del acontecimiento por venir y la posibilidad de pensar un Estado de derecho basado en una hospitalidad incondicional.
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