Teoría y Crítica Literaria

Llegué a la Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en 2002, tuve la fortuna de encontrar el programa de estudios en la Universidad Autónoma de Barcelona. Escribí un mail a la coordinadora del posgrado para contarle de mi interés en algo que de entrada no sabía ni que existía, pero era la oportunidad más cercana y certera que tenía para migrar, para recomponer mi camino después de haber estudiado administración de empresas y para lograr lo que había determinado iba a ser mi futuro profesional: académica.

Vendí lo poco o mucho que tenía, tomé un avión y me fui a Barcelona con la carta de admisión al posgrado. Mi primer (des)encuentro fue con la deconstrucción que en ese momento era la vanguardia de la teoría literaria en el mundo. No entendí nada pero el profesor que tenía era tan bueno para transmitir la pasión por Derrida que no claudiqué (hasta la fecha). Luego vinieron otras lecturas sobre literatura ficcional e ironía. Con esta triada tuve para escribir largo y tendido sobre Kafka y las similitudes que yo le encontraba con Derrida.

Conforme pasaron los meses me fui perdiendo en la ciudad, en los libros, en lo que la literatura me estaba dando. Los seminarios que vinieron después me abrieron ese otro camino para pensar el cuerpo y la estética, algo que ni siquiera me imaginaba iba a desarrollar muchos años después desde la filosofía de la tecnología: lo posthumano y el ser .

El conflicto llegó cuando tuve que regresar a México por falta de dinero (de beca y/o de visa de trabajo) para seguir estudiando. Apenas había pasado un año y todavía no presentaba ni tenía idea sobre qué iba a escribir mi tesina del Máster. Con la presión del tiempo y la necesidad de volver sin querer hacerlo, pensé que mi camino de académica se vería truncado. Afortunadamente no fue así y en México seguí leyendo y dí con la “Generación del Crack” y con base en las obras de algunos de ellos hice la tesina: Cristina Rivera Garza, Jorge Volvi, Ignacio Padilla, Mario Bellatin y Luis Humberto Crosthwaite.

El título de la tesina iniciaba así “frontera, juego y desasosiego”. El análisis que en su momento realicé en realidad es bastante deficiente, en gran medida por la depresión que me causó volver a la ciudad de México después de habitar una Barcelona que estaba cambiando tanto como yo. Decidí seguir adelante porque sabía que sin el doctorado no lograría mi objetivo. Le propuse a mi directora de tesis seguir a distancia, aunque cada verano durante varios años consecutivos me aparecí en Barcelona, un pretexto para viajar, más que por algún motivo académico en particular.

Frontera, juego y desasosiego fueron las palabras clave de mi siguiente tesis, cuyo primer borrador fue un fracaso rotundo. Cuando en 2007 le presenté el borrador a mi directora me dijo sin dudar que debía hacerlo de nuevo al cien por ciento porque no desarrollaba ninguna propuesta de análisis literario (sic). Y tenía razón, ahora lo observo en las tesis de mis estudiantes. Con la presión del tiempo para titularme y del trabajo que ya realizaba como docente en la Universidad, se me ocurrió comprar todos los libros que encontré para realizar crítica literaria de cuento y poesía; busqué entrevistarme con los y las escritoras que seleccioné para la tesis: Amaranta Caballero, Selfa Chew, Rosario Sanmiguel, Sandra Cisneros, Luis Humberto Crosthwaite y Daniel Chacón, lo logré con las primeras tres y esos diálogos fueron realmente valiosos para darle un giro a la propuesta original. Viajé varias veces a Tijuana-San Diego y Ciudad Juárez-El Paso para corroborar la teoría fronteriza. Finalmente, en 2008, me gradué del doctorado con una tesis impecable, innovadora y original que consiste en un Análisis comparativo entre la literatura chicana (sur de Estados Unidos) y la literatura fronteriza (norte de México) que me ha dado para escribir varios libros, artículos y demás.

De estas primeras investigaciones en teoría y crítica literaria han venido más. He ampliado los horizontes de mi trabajo intelectual hacia los estudios fronterizos, la filosofía y más recientemente la ecología del afecto. A la teoría literaria regreso cada que una escritora me apasiona, como Herta Müller. Lo más reciente que he escrito es sobre Gloria Anzaldúa, a quien en su momento no analicé propiamente. Y si la academia me da tregua, quisiera seguir con el diccionario virtual de escritores que hace tiempo inicié y he dejado en stand by.

Lo que le debo a este viaje literario es todo mi trabajo intelectual, una escritura frenética en mis blogs, en las redes sociales en general y, principalmente, un pensamiento filosófico, ensayístico, literario de las fronteras no solo geopolíticas.

La teoría y crítica literaria me ha dado para hacerme de un lugar en la academia y para proponer otras formas de escritura como la filosofía ficcional, una metodología que funciona tanto para escribir textos académicos, como para analizar obra literaria. La filosofía ficcional la pongo a prueba cada semestre con mis estudiantes y recientemente también utilicé para analizar “Soñarán en un jardín” de Gabriela Damían.

En retrospectiva, si en 2003, cuando tuve que volver a México con la ilusión trunca, me hubieran dicho lo que iba a reflexionar, escribir, proponer, definitivamente no lo creería.



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2 responses to “Teoría y Crítica Literaria”

  1. Nora Castillo Avatar
    Nora Castillo

    WOWW!!!! me han gustado mucho tus textos. Muchas gracias.

    1. roxanarodriguezortiz Avatar

      Muchas gracias Nora, por escribir.
      Saludos,
      Roxana

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