Como parte del dossier consideramos necesario hablar también de la escena artística tijuanense, por la riqueza y la importancia que tiene en la estética fronteriza en los Estudios Críticos de Frontera desde finales del siglo pasado. Por ello convocamos[1] a estos siete artistas y teóricos del arte para que nos hablaran no solo de su trabajo, sino especialmente de su propia frontera (corporal, teórica, territorial, disciplinar, política, académica y un largo etcétera). Se trata de Daril Fortis,[2] Guillermo Estrada,[3] Alfredo González Reynoso,[4] Palmira del Mar,[5] Muxxxe,[6] Chantal Peñalosa[7] y Laura Elvira Díaz[8].

Elena Ritondale:  Con esta charla queremos dar un espacio a la frontera viva, desde los performances y las prácticas que van más allá de lo académico.

Roxana Rodríguez: Se trata de un ejercicio de deconstrucción de las estructuras canónicas de la academia. En estos tiempos todos están escribiendo sobre fronteras y migraciones; sin embargo, nuevamente se deja de lado el tema del arte y de la estética, que a mi parecer es súper potente en Tijuana.

Yo viví personalmente la generación del 2004 – 2005 con InSite, Marcos Ramírez ERRE y Teddy Cruz,[9] y toda esta generación que puso en la mira del arte a Tijuana. Me parece que se ha producido un cambio radical con respecto a lo que pasaba entre 1998 a 2005. En la literatura, textos clásicos como el de Instrucciones para cruzar la frontera de Crosthwaite ahora me parece que están completamente rebasados por lo que está sucediendo en la escena artística en Tijuana, pero esa es mi postura desde aquí, desde la Ciudad de México, que quizás comparte Elena desde Barcelona. La intención es que ustedes nos platiquen cómo viven la escena artística desde todos los sentidos. Partimos de unas preguntas muy generales para que podamos hablar de estas generalidades, pero también quisiéramos saber a título personal algo sobre su propuesta estética de la frontera y, en particular, de su frontera personal: el cuerpo y cómo se articula o entra en diálogo con el arte fronterizo.

Elena Ritondale: el primer tema es hacer arte en la frontera en este momento. ¿Cuáles son las coordenadas que se deben tener presente a la hora de adherirse a la frontera?  ¿La relación con el territorio, con la política u otras dinámicas?

Chantal Peñalosa: En mi caso, de manera constante desde que empecé a trabajar, existe una cuestión, una pregunta que se plantea cada cierto tiempo: ¿es pertinente hablar de la frontera en términos mediáticos? Hay que saber que el arte se mueve a partir de agendas políticas y ahora se está escribiendo mucho sobre la frontera y hay muchas exhibiciones que llevan la palabra “frontera” en su nombre. Muchos artistas vienen a trabajar en estos lugares y creo que la pregunta está, más bien, relacionada con los picos de interés vinculados con la frontera, pues hay una relación directa en cómo se trabaja y cómo se ve la frontera en términos mediáticos. Entiendo que con Trump y con el muro hubo de nuevo un interés y, ahora que este contexto específico ha cambiado, me interesa saber qué sigue. Creoque es un problema que siempre se ha dado al pensar en la frontera como “campo de estudio”, es decir, que despierta interés si se percibe como algo “relevante”. Se trata de una perspectiva y una pregunta surgidas desde afuera, pero al mismo tiempo que se piensan también como habitantes de este lugar. Una vez que se van los medios y los focos de visibilidad, como artista, yo sigo trabajando y es desde ese lugar que empiezo a pensar qué es lo fronterizo, cómo se habita este lugar y cómo se piensa. De ahí parten varios proyectos que trabajo. Es algo a lo que personalmente no puedo definir de forma estable, porque siento que está cambiando constantemente.

Elena Ritondale: Estás diciendo que la política impone una agenda y un marco de interés, y que la pregunta es: ¿qué hay después de que la frontera sale de la agenda política?

Chantal Peñalosa: Creo que tiene que ver mucho con eso y sobre todo con lo que mencionaron ustedes. Las referencias más conocidas que siguen existiendo sobre estos lugares son de principios de los 2000-2010. Entonces a eso se sigue asociando una forma que se quedó también arraigada de cómo se producía, cómo se pensaba, cómo se vivía en ese momento. Creo que precisamente ahora vemos qué pasó después de que se fue InSite. Después de esto ya no sucedió nada en la frontera en términos de propuestas, prácticas, escenas. El foco cambió a otro sitio, probablemente. Entonces me pregunto dónde está el foco y qué va a pasar.

Muxxxe: Ahora todo está parado porque no se puede hacer nada. Yo quiero retomar la primera pregunta porque concuerdo con muchas cosas que comentó Chantal. Siento que, al menos en mi caso, desde que estaba estudiando la carrera, a mí me preocupaba muchísimo caer en este cliché sobre qué es el arte fronterizo. Solo se hablaba de la frontera como el muro y de cómo burlarlo. Me costó poder entender qué podía producir con relación a la frontera, pero desde mi propia reflexión y experiencia, como latino y como queer viviendo en la frontera, desde mi propia corporalidad. Creo que la mayoría de nosotros tenemos familia en ambos lados de la frontera y de alguna manera esto afecta, por ejemplo, el poder ver a mi mamá por cuestiones migratorias, pues ella está en proceso de ciudadanía. Como comentaba Chantal acerca de ciertas agencias políticas, siento que Trump fue una figura muy controversial. Esto fue un detonante para querer hablar de la frontera de acuerdo con lo que yo estoy viviendo. A mí me da mucha curiosidad ver qué va a suceder ahora con este nuevo presidente y si el tema se va a mantener relevante. En 2019 hubo como un despertar. Justo a finales de 2018-2019 en la escena club, la escena de Tijuana con el proyecto de La Sagrada Familia, entre otras cosas que estaban sucediendo, la ciudad empezó a activarse, sobre todo la parte nocturna desde este aspecto de performance-party. Pero el año pasado todo se detuvo cuando yo pensé que iba a ir en subida. Me gustaría ver y pensar que habrá nuevas propuestas cuando todo esto se termine. Me he dado cuenta de que muchísimas personas están empezando a trabajar con el performance.

Roxana Rodríguez: Ustedes como artistas ¿creen que la participación también es política y qué ejercicios como el de InSite se puedan volver a dar en este momento? Sin intentar meternos en política, ¿creen que con Biden hay opción de volver a esos espacios o, en cambio, la política nacional se ha vuelto demasiado compleja como para que puedan establecerse otra vez estas lógicas binacionales de intercambio artístico?

Daril Fortis: Creo que la concepción de frontera para InSite tenía que ver mucho con la materialidad de la frontera: muchas de las piezas tenían que ver precisamente con cómo burlar el muro, con el muro como frontera, aun cuando siempre hubo estos intercambios bidireccionales. Creo que en Tijuana es casi imposible alejarte de la experiencia fronteriza en la producción artística aun cuando no hables de la frontera específicamente, porque al final es una experiencia vital. Los estudios de la frontera han ido hacia eso, a una experiencia más corporizada, desde perspectivas que no tienen que ver exactamente con la geopolítica y las divisiones. Por otro lado, yo preguntaría si realmente queremos o necesitamos otro InSite. InSite fue muy importante, pero creo que tiene muchos aspectos criticables si lo miramos como un proyecto global que llega, se asienta, explota el concepto y se va. Entonces, ¿sería necesario o deseable? ¿lo queremos o no?

Roxana Rodríguez: Yo regresé a Tijuana en el 2013 y estaban muy potentes los Pasajes. Después, también fue algo que se dejó un poco en el olvido. ¿Nos pudieran situar en la escena artística de ahora, postpandemia y confinamiento? Desde mi perspectiva, creo que no se entiende la escena estética-artística sin el antro. Para mí la fiesta y el antro van muy de la mano con la escena artística, porque yo lo viví así también; pero ¿cómo estamos en 2021?

Alfredo González Reynoso: Hablando a modo de crítico más que de artista, siento que se van alternando ciertas tendencias discursivas, por lo menos un par, que yo noto algo problemáticas. La primera tiene que ver con lo que Daril comentaba de InSite. La manera en que de pronto la frontera se coloca en los reflectores y se posiciona como tema de inspiración artística, pero con todo este aspecto problemático del “extractivismo estético”, por decirlo así, y terminan beneficiándose varias carreras, pero que no son las que generan las producciones más interesantes. Por el otro lado, creo que esto se conecta con lo que Chantal comentaba al principio sobre esos picos y luego han dicho algunos como migración o bajadas de interés hacia el tema de la frontera. Cuando esta se quita de los reflectores viene el otro discurso —con el cual también tengo muchos problemas—que sería el que la frontera ya “pasó”. Generalmente este tipo de discurso carga con una visión de la sociedad muy conservadora que trata de recuperar cierta representación de Tijuana, pero sin sus aspectos problemáticos en lo social. Cuando empecé a involucrarme más en el ámbito de la escritura a propósito del arte fronterizo, ese era el discurso con el que trataba de enfrentarme. Intentaba desmontar esa visión de Tijuana como una ciudad que no tiene que estar hablando de la frontera, que tiene que dejarlo atrás porque es parte de una generación previa. Entendía que hay un cambio de la ciudad y no estábamos en la década pasada, que tenía otro tipo de atención mediática, académica, pero también en la música, en la generación de escritores de la frontera, entre ellos Crosthwaite y otros más. Yo veía que se daban cosas interesantes, simplemente no estaban en el reflector por varias cuestiones. Sin embargo, encontraba modos en los que el tema fronterizo se podía seguir explorando, aunque no fuese con las mismas maneras en que se había hecho antes. Me siento en medio de estos dos discursos problemáticos e intento resolver alguna visión de la ciudad y alguna propuesta estética que no caiga en ninguno de esos dos.

Laura Elvira Díaz: A mí me gustaría agregar algo, retomando la pregunta inicial de Elena y combinándola un poco con lo que preguntó Roxana sobre las implicaciones políticas al hacer arte y crítica e investigación en la frontera. Me parece que en los últimos años ha habido una redefinición muy clara del concepto de la frontera. Por ejemplo, lo que hacen Chantal o Muxxxe ya no tiene que ver con una frontera “obvia”, no es una frontera literal; es, más bien, una frontera poética y oblicua. El tratamiento de la frontera no es tan directo o combativo como fue el de otros, aunque contiene resurgencias de las anteriores concepciones de lo fronterizo. Por ejemplo, en el caso específico de Muxxxe, está la conexión y reiteración de lo nocturno, como uno de los astros sobre los cuales gira el arte fronterizo en Tijuana, que de alguna manera se apagan y se vuelven a prender. Evidentemente, estos nuevos artistas están proponiendo su propia definición de lo fronterizo y creo que desde la crítica deberíamos tener mucho cuidado de no solicitarles que se adhieran a viejos conceptos: esto, por un lado. Por el otro, a propósito de las “intermitencias” de la producción de arte en Tijuana, me parece que siempre ha habido una producción muy notable. Hay una evidente pausa en términos de atención mediática, pero la producción ha estado ahí todo el tiempo, nosotros nunca hemos parado. El interés creo que se renueva en cada generación y siempre hay esa pulsión creativa de la ciudad que, a pesar de todo, se sostiene como una resistencia. Para mí ha sido importante hacer crítica y labor de investigación en la frontera en Tijuana, resistir a las dinámicas de poder que nos cruzana todos. Resistir al centralismo, a las políticas culturales de instituciones que muchas veces nos invisibilizan y creo que tener eso claro, tener nuestra posición de resistencia clara dentro del panorama del arte nacional e internacional, es todo nuestro poder.

Isaías (La Sagrada Familia): Para mí, es muy importante enunciar esta idea de que los seres humanos no podemos renunciar completamente a nuestros contextos. Me parece que se trata de un proceso de deconstrucción y de reconocimiento, que pasa por fijarnos en las huellas que dejan los territorios en nuestros cuerpos. Al ser cuerpos fronterizos, inmediatamente nuestras huellas van a aparecer en nuestros discursos artísticos. Al igual que Muxxxe, tengo el privilegio de tener una educación artística. Al estar en una facultad de artes, me he dado cuenta de que hay cierta violencia en cuestiones que tienen que ver con el discurso de la obra, con la producción y la diversidad. Existen demasiadas presiones de lo académico hacia ti como artista. Yo, harto, harta de todo esto, terminé la universidad y hoy me doy cuenta de que realmente me brindaron herramientas, pero la experiencia empezó a abrir todos estos panoramas sobre las nuevas concepciones del cuerpo y del performance porque anteriormente yo estaba muy casado con la idea de que el performance era exclusivo para la galería y tenía que estar enmarcado. Aun así, estudiando artes escénicas y la performatividad, he tenido unas clases de teatrología con el maestro Vilches, que es uno de los teatrólogos más importantes de México, y en estas he empezado a abrir mi panorama sobre la performatividad. He entendido cómo esta no se limita solo a la galería y a marcar el artista como un cuerpo ejecutante de acciones con un mensaje o un discurso. La performatividad existe en una diversidad inmensa. Todo el tiempo estamos realizando actos performativos durante el día. Para mí un acto performático que todos vivimos son las capas en las que nos vamos construyendo para poder salir. Es un acto que estamos ejecutando de una forma inconsciente, pero siempre estamos reconstruyendo nuevos discursos y nuestra imagen. Tratamos de hacer que el cuerpo hable a través de nuevas cuestiones, de la indumentaria, de la estética como el vivir, del exponer el cuerpo —por ejemplo—como un cuerpo marica, fronterizo, frente a una ciudad que es violenta con la diversidad. Hay que generar nuevos códigos y para mí esto es performatividad. Como dije, para mí es muy difícil borrar todas nuestras huellas que quedan en territorio fronterizo. Al empezar a hacer performance, yo también tenía muchos conflictos con esta idea de “no quiero hablar de la frontera porque estoy aquí y lo estoy viviendo todos los días, estoy viviendo el narco, estoy viviendo asesinatos, estoy viviendo toda esta onda de ir y venir, entonces ya no quiero hablar de esto”. Pero llegó un punto en el que justamente pensé: “no puedo renunciar a mis huellas de territorio, ni despegarme de todos estos conceptos, porque están arraigados y estoy aquí”. Entonces sería muy extraño no hablar de la frontera estando aquí en la frontera, naciendo en la frontera o siendo un ente de la frontera. Al momento en el que apareció este boom del performance, yo lo ubicaba, en Tijuana, en actos de mujeres en ritual y un evento que se realizó hace un par de años, Saturnalia. Luego me di cuenta de que estaba en un espacio de fiesta, en un bar, pero seguía teniendo esa estructura académica de “primero hay un performance, luego acaba y vemos otro performance”. A mí todas estas ideas me cansaron muchísimo, terminé odiando la academia por toda esa violencia que ejercieron sobre mí. Por eso yo necesitaba abrir un espacio de la performance para los artistas de la disidencia sexual que estaban produciendo arte en la ciudad. Entonces, busqué un lugar que no fuera la galería. Me decía: “tengo que buscar un espacio donde fluyamos todos los asistentes”. Creé este espacio de La Sagrada Familia y empecé a invitar a residentes, a colaborar. Ellos hacen residencias artísticas con nosotros desde sus conceptos, desde sus disciplinas. Cada vez que invitamos a alguien nuevo a formar parte de las residencias de La Sagrada Familia yo veo que justamente hay cuerpos que están manifestando la frontera de una forma u otra. Puede que trabajemos en diferentes líneas discursivas, pero el cuerpo lo habla, lo está diciendo y para mí es muy impactante porque ya no solo veo mi cuerpo, sino que estoy viendo un cuerpo colectivo que emana la frontera. La pandemia vino a frenar muchos planes. La Sagrada Familia tenía proyectos que de forma virtual no podemos lograr, para mí es muy importante la realidad. El video-performance funciona, pero en unas condiciones muy específicas; para mí el arte vivo del performance significa estar “ahí”, estar “presentes” y vivirlo juntos. Así que es un momento muy difícil para los artistas en la frontera, pero —como comentaban hace un momento—no hemos parado de producir porque, aun teniendo límites y no queriendo aliarnos con la tecnología para seguir produciendo performance, lo estamos haciendo y la performatividad sigue estando presente. Lo que esperaría es que este año las cosas mejoren para que los artistas podamos salir a la vida nocturna, que es donde yo me desenvuelvo. A parte de hacer performance, también hago dragy para mí también es una performatividad muy fuerte. Es importante abrir espacios de diálogos porque justamente ahora, aprovechando estos picos y bajadas de atención de los que se ha hablado, se puede hablar y teorizar sobre estos temas. Una vez que empieza a subir la atención, se vuelve a hacer producciones y no tenemos mucho tiempo de teorizar, que realmente es un trabajo que, desde mi perspectiva, falta en Tijuana. Hace falta la investigación y falta muchísimo la documentación, yo lo viví. Al momento de aplicar a convocatorias, me daba cuenta de que mis piezas performáticas estaban mal grabadas, mal editadas, no tenía material para enviar de una buena calidad. Una de las cosas que yo empecé a promover con La Sagrada Familia es documentar las piezas de una manera que sea amena, creo que esta bajada que estamos teniendo en este momento nos hace reunirnos para teorizar.

La entrevista se puede consultar en extenso en el siguiente link: https://revistes.uab.cat/mitologias/article/view/v23-ritondale2-rodriguez2/811-pdf-es


[1] Agradecemos a Yohanna Jaramillo por habernos contactado con Daril Fortis quien, a su vez, convocó a las y los protagonistas de esta charla.

[2] Curador de arte. Para más informaciones véase: performancetijuana.art.

[3] Artista visual.

[4] Escritor y académico.

[5] Directora de La Sagrada Familia, colectivo de artistas disidentes que se expresa por medio de la intersección fiesta y arte-acción.

[6] Artista visual y rapperx.

[7] Artista visual.

[8] Escritora y crítica polifemme.

[9] InSite fue un festival binacional que se hacía entre San Diego, California y Tijuana, Baja California. El primero que alude a la estética transfronteriza desde diferentes disciplinas artísticas y que ha sido referente para varias generaciones. Aquí un texto sobre la retrospectiva que se hizo en La Tallera, Cuernavaca, 2014: https://roxanarodriguezortiz.com/2014/04/12/postales-sobre-la-retrospectiva-de-insite-en-la-tallera/


Discover more from Roxana Rodríguez Ortiz

Subscribe to get the latest posts to your email.

Leave a comment

Discover more from Roxana Rodríguez Ortiz

Subscribe now to keep reading and get access to the full archive.

Continue reading